COMO ROBAR UN RECTORADO

Cómo robar un rectorado

Por Manuel Burga

Este es el título de un artículo de investigación, que el periodista Ricardo Uceda acaba de publicar en el último número de la revista Poder, y lo tomo prestado porque revela su intención, aunque al final, como en otros de sus artículos, llega a una suerte de notoria ambivalencia, donde parece que San Marcos está mal pero si está bien, lo que en mi opinión hace olvidar su intención original y lo vuelve anodino y casi sin mensaje.

Sin embargo, hay que agradecerle por retomar, con la ayuda de testigos y actores, el caso del fraude electoral que se produjo el 25 de mayo pasado en San Marcos, cuando el Comité Electoral –hasta ahora impune y en funciones– en flagrante acción ilegal, anuló las elecciones docentes de la Facultad de Medicina, dejando sin derechos electorales a sus profesores y cambiando los resultados generales de la elección de principales a la Asamblea Universitaria. De esta manera convirtieron a la lista perdedora del rector Izquierdo en lista ganadora, permitiendo que 19 profesores de esta lista se incorporen fraudulentamente a la Asamblea que en mayo próximo elegirá nuevo rector.

Las consecuencias de este fraude son visibles hasta la actualidad, ya que luego de casi tres meses de ocurrido aún hay una gran mayoría de nuevos decanos dudosamente elegidos, otros cuestionados, algunas veces utilizando argumentos falsos, otras porque se ha generalizado la anarquía en la lucha por el poder, consecuencia de la ilegalidad que ha invadido la institución.

Sin este fraude, como lo indica Uceda, difícilmente la gente que acompaña a Izquierdo podría pretender continuar en el gobierno de la universidad por un período más. En estas circunstancias, con un Comité Electoral como el de San Marcos, lo mismo podría ocurrir aunque el sistema de elección de autoridades sea el voto universal, secreto, ponderado y obligatorio. Este fraude, tengo entendido, ha sido denunciado en el Poder Judicial, ya que una universidad pública –con la actual norma universitaria– no puede recurrir al Jurado Nacional de Elecciones, donde el caso Kouri acaba de recibir una sanción legal. ¿Podríamos esperar algo similar del Poder Judicial en el caso del fraude electoral en San Marcos?

Pero más preocupa que Uceda pretenda presentar una historia de San Marcos, de 1985 a la actualidad, destacando el papel de la Comisión de Reorganización que la intervino en el período 1995 -2000. La tentación totalitaria, sobre todo en la situación actual, puede seducir a muchos sanmarquinos, como seduce a muchos sectores sociales. Por eso debo responder cuando me atribuye algo que no he dicho: es Javier Sota Nadal, ex rector de la UNI, quien amigablemente suele decir que fui “elegido accidentalmente”, porque el 2001 los grupos de presión estaban desmovilizados.

Uceda además sostiene que “...Burga no hizo despegar a San Marcos como un cohete, pero realizó cambios básicos para su reorientación…”. No conoce lo que sucedió en San Marcos en ese lustro 2001-2006, cuyo inició coincidió con el derrumbe del fujimorismo y la transición de Valentín Paniagua, quien no dudó en convertirse en presidente de la Comisión Pro San Marcos.

Nuestra propuesta docente “Universidad abierta al futuro”, introdujo importantes cambios materiales e institucionales. La Sede Central Jorge Basadre es de la misma magnitud que el vicerrectorado de Investigación, la Fundación San Marcos, la Alianza Estratégica, la Red de Macrouniversidades, el Sistema Integrado Quipucamayoc (ahora abandonado) y el nuevo campus en San Juan de Lurigancho, también casi abandonado. Además nadie puede decir que actuamos fraudulentamente al final, ni que violentamos la institucionalidad democrática, más bien nos lamentamos –justamente por el respeto a la institucionalidad– no haber impedido eso que el periodista llama “Cómo robar un rectorado”.

La República, 19 de agosto 2010.